jueves, 30 de junio de 2011

Austral

Me derrito cuando me cuentas
tus recuerdos de la infancia
mucho más al Sur
de lo que puedo llegar a imaginar,
abrazando árboles, llorando sauces
o barriendo un suelo
irresistiblemente cercano a Kamchatka.

Me muero por tumbarme
girar la cabeza y verte
respirando el aire que nos separe,
entonces sacar fuerzas
del fondo de las pupilas
para contarte yo a ti
mis recuerdos de un colegio,
de una caminata
o de la nieve.

Puede que así, de alguna manera,
vuelen los fantasmas
que a ratos me desvelan,
puede que las palabras
que siempre quiero decirte
encuentren el camino a tu boca,
que se atrevan a a contarte 
los cuentos de la Alhambra
y unas cuantas noches
de constelaciones australes,
guerrilleros en motocicleta
y capítulos de Cortázar.

Aunque quizás tengamos razón
y en realidad no funcione
y tú no me quieras 
y yo nunca te escriba poesías,

pero anda y bésame
que entonces todo es más fácil,
y más bonito,
y más primavera.

martes, 28 de junio de 2011

En pie de guerra


Este vivir en pie de guerra
a veces parece lo único que tenemos tú y yo,
lo único que nos mantiene cerca
y más o menos queriéndonos.

Otras veces me aburre, sabes,
pienso que es divertido, que es un arte 
y que a pesar de todo vale la pena;
y con todo eso sin embargo
a esta guerra mundial
de cada día
le faltan más batallas
en las que perdamos
los miedos y la ropa.

Parece que ya no sabemos
ni como ganarnos terreno,
como levantar nuestro imperio
en los pliegues del cuerpo
del otro.
Parece que se te olvidara
darme un poco de bola
y que yo no supiera tampoco
muy bien que hacer
y diera palos de ciego
en busca de tu aliento.

Pero, ya sabes, como dijiste:
mientras haya alguien
tan idiota como yo
empeñado en luchar
por cualquier causa
no habrá nada imposible.

Y también sabes,
como cada día nos decimos
con la mirada,
que nuestra causa además de imposible
es divertida, es un arte
y a pesar de todo vale la pena.