martes, 23 de noviembre de 2010

Madrid

Que me da igual todo lo que haya al sur de Atocha
y que claro que de Madrid al cielo,
o es que no os dais cuenta que por sus calles
hasta las nubes se mueren por perderse.

Si jamás se apagan las luces
ni se esconden de la noche las aceras,
que mientras la ciudad descansa
el invierno se diluye en cada esquina.

Que cada día se recuerda el anterior
y se olvida uno del tiempo
abandonándose a sus entrañas
y a los transbordos.

Y que el mar puede empezar en Almería,
en Valencia o donde le de la gana,
que allí me seguirán oliendo a salitre
hasta las colinas de Vallecas.


Y que claro que de Madrid al cielo,
y aún más
del cielo a Madrid.

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