sábado, 23 de octubre de 2010

Casi apetece

Con una taza de té ardiente
y un principio de frío
sentado en el jardín
escuchando el rumor del agua
mirando al cielo
de un gris deslumbrante
de sol tras las nubes
de tarde otoñal


casi apetece ahogarse en el té
y quemarse las manos
y congelarse los pies
y destrozarse los ojos
y morirse de amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario