jueves, 28 de octubre de 2010

I
Desde un rincón del autobús
en un llavero olvidado
sin llaves
contempla la torre Eiffel
su exilio forzado
por algún turista
sin corazón.


II
Entre escena y escena
alguien coló un fotograma
de otra historia
en el Pont des Arts

Y por un instante
el proyector ahuyenta
las sombras de esta sala
abandonándose a un sueño
imposible
en las aceras de París


III
Antes que la ciudad capitule
y se hunda definitivamente
en las orillas del Sena
desde un antiguo faro 
de hierro forjado
seremos llamados a filas
para alzar las voces
y callar por unas horas
el estrépito del mundo.

Cantaremos entonces 
hasta el último amanecer
sobre los tejados
y la última noche
bajo las faldas
de París.

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